Jaime Fortuna

 “(…) así es como conocimos la pintura de Jaime Fortuna, con esa mirada curiosa que ensalza el arte y nos transporta a cualquier lugar, según lo que represente (…)”

Con tan solo 12 años se decantó por el óleo, el grabado y la tapicería, hasta que a finales de la década de los 80, tras algunos años como maestro, decidió consagrar su carrera a uno de los artes decorativos más tradicionales de Portugal y elijó el azulejo como suporte de sus obras, dedicándo-se desde entonces en cuerpo y alma a la pintura sobre este material .

En la capital portuguesa estudió Bellas Artes, y su conocimiento de las técnicas del óleo le ha llevado a cautivar por un estilo propio que le convierte en unos de los pocos artistas sobre azulejo. Este portugués, nacido en Lisboa y afincado en un pueblo a treinta kilómetros de la capital portuguesa, lleva más de cuarenta años dedicados a su arte, siendo uno de los ceramistas y artistas animaliers más reconocidos, originales y reclamados de toda la europa.

La Caza

La caza comenzó a brotar de sus pinceles a raíz de un encargo para decorar un complejo turístico cinegético. Apasionado de la naturaleza y del campo, y con una herencia familiar vehemente del mundo venatorio, decide conjugar pasión en esa fusión de arte y animales sobre un soporte artístico tan emblemático en Portugal como es el azulejo.

Jaime Fortuna “captura” las especies en su hábitat, plasmando de forma fidedigna las escenas que brotan de su invención. Después de tantos años de prueba y experiencia, ha desarrollado la técnica perfecta, que él mismo cataloga de poco ortodoxa, ya que no se apoya en las normas básicas y fundamentales de este tipo de pintura, combinando sus conocimientos de pintura sobre azulejo, óleo, acrílico, grabado y tapicería. Una técnica única que dota a sus obras de una durabilidad eterna, tanto si está en casa como en la intemperie.

Las perdices, jabalíes, y becadas, son las especies que más se repiten en sus obras en azulejo. Jaime no esconde su predilección por la elegancia de movimientos y la inocencia de la patiroja y del duende del bosque. Todas ellas reviven en sus azulejos a través de una estética muy personal caracterizada por la búsqueda del realismo, la representación de los detalles, y los colores intensos.

Con la caza como temática principal de sus obras recuperó uno de los más tradicionales artes decorativos en Portugal, lo que le ha convertido en uno de los ceramistas más originales de Europa.

En su arte, coge los rendimientos de la herencia árabe para adaptarlos a sus usos, a lo que él mejor saber hacer: inmortalizar para siempre a un animal que permanecerá vivo para la posterioridad.